Una de las mayores empresas de Villena, que da empleo en la localidad y en la comarca a más de 300 personas en plantilla, a más de 400 contando también con los empleos eventuales y supera las 700 contando con trabajadores indirectos está viviendo sus momentos más difíciles, abocada a un posible cierre. La firma Agrícola Villena, que surte de verduras y hortalizas frescas como puerros, zanahorias, apio y nabo y que tiene como principal cliente a Anecoop, que surte a Mercadona, presenta un ERTE para toda la plantilla y las personas que trabajan en la firma de forma eventual. Ayer, sindicatos y empresa informaron de la situación en una reunión en el muelle de carga de la compañía.
Precisamente, la dependencia de Anecoop, les ha llevado a una situación de no poder pagar los sueldos del mes de diciembre a sus trabajadores por falta de liquidez. Tras semanas de negociaciones entre Agrícola Villena y sus clientes principales por mejores precios, según aseguran desde la compañía, no se ha avanzado en las condiciones y los márgenes de ganancias, y la firma de Villena se ve abocada a un ERTE para seguir negociando sin despedir a las trabajadoras.
Según asegura una trabajadora visible de la empresa a este diario, "la compañía tuvo durante décadas como cliente directo a Mercadona. Hace años compraban la totalidad de la producción, pidió exclusividad y otras condiciones como la frescura, que se le concedían". Asimismo, afirma que desde 2014 comenzó un periodo de 'desenganche' con la compañía que les llevó a darles flexibilidad para vender a otras grandes superficies y restara en un 30% su demanda de productos. Cuando tocaron la puerta a otros posibles clientes, no se abrían o costaba abrirlas porque, señalan, "tras estar años con Mercadona como cliente directo, las otras tiendas ya tenían a sus propios proveedores". Como mucho, aseguran, otras grandes superficies pueden pedir pocos palets de productos.
Los trabajadores de la compañía mantienen que "se pactó un convenio, de la mano del comité de empresa, y la compañía Agrícola Villena ha respondido en todos los sentidos. Ha sido, legalmente, muy buena dando anticipos o concediendo permisos". Otras trabajadoras de la compañía consideran que "se ganaba dinero con hortalizas como el puerro, pero con la zanahoria se perdía, se llevaba ese juego para compensar. El problema es que Mercadona no ha subido el precio desde hace años".
Desde los sindicatos afirman que la compañía les ha aportado las cuentas desde hace varios ejercicios y las previsiones anuales. Además, fuentes cercanas a la compañía de Villena aseguran que, en los últimos tres meses la empresa había pagado sueldos fraccionándolos para poder hacer frente y que se quedaron sin materiales por problemas de pago a proveedores.
Ahora, se enfrentan a un ERTE para poder pagar a trabajadores y seguir negociando condiciones con sus principales clientes, aunque "no sabemos si va a funcionar". En el caso de que en un mes no se resuelva la situación aseguran que la empresa irá a un ERE de extinción. "La mayoría de personas en plantilla son de países extranjeros y trabajan personas de Villena pero también de la comarca. Si la empresa cierra se creará un problema económico entre la población", asegura una trabajadora.
La empresa tiene tres centrales distribuidas estratégicamente en Villena con una parcela de 38.000 metros cuadrados y 19.912 metros cuadrados construidos; en la Barca de la Florida, en Cádiz, donde cuentan con unas instalaciones de 7.791 metros cuadrados; y en Gomezserracín, en Segovia, donde tienen 4.620 metros cuadrados construidos.
Por su parte, el gerente de la empresa, David Céspedes, en la reunión en la que se dirigió a la plantilla asistente, aseguró que "la situación no es agradable para nadie. Lo fácil hubiera sido decir que la gente vaya al paro, pero tenemos que quemar todos los cartuchos". Y ha apuntado a que la negociación en la que trabajan desde hace una semanas "es como una montaña rusa. Ha habido momentos en los que parecía que iba bien, otros que no y hemos aguantado lo posible". Ahora, afirma, el ERTE es un recurso "que quemar para ver si hay viabilidad y el cliente apueste por nosotros". Y apunta que, para abrir el expediente irán a trabajar unos cinco compañeros a las instalaciones.
-La cooperativa agrícola de Altea, caso similar
En febrero de 2021, tal y como contó este diario, la cooperativa agrícola de Altea fue a concurso de acreedores después de haberlo solicitado de manera voluntaria y de no encontrar una solución, a través de un nuevo socio o cambio de gestión que asegurara su viabilidad y de esta manera, poder cumplir con sus obligaciones. La entidad agrícola arrastraba un pasivo de unos ocho millones de euros y hacía meses que cesaba su actividad y que había despedido a todos sus trabajadores. La empresa surtía también a Anecoop. La entidad cesó su actividad el 13 de febrero de 2020 y a los pocos días despidió a la mayoría de los 106 trabajadores con los que contaba.
Por otra parte, la firma alicantina Bonnysa, uno de los principales exponentes del sector agroalimentario en la provincia, en 2020 seguía realizando movimientos societarios para ponerse al día tras los años complicados que atravesó después de desengancharse de Mercadona, para la que dejó de ser interproveedor en 2014.
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