Ni el peligro de un posible desprendimiento de la zona de la cúpula, ni la presencia de niños y niñas de apenas 8 años impidió que se les diera muerte a seis toros de la ganadería de Alcurrucén, de los más económicos por su longeva edad, con dos toreros de renombre como el alicantino Manzanares y El Fandi; acompañados por Palazón, torero representado por el organizador del evento, el empresario Manolo Carrillo, gerente de "La Joya del Vinalopó", y que bajaron su caché ante los astados que no murieron en su hábitad natural, el campo, sino en un lugar que recordaba a los circos romanos con el gentío vitoreando cada vez que los animales eran picados, banderillados o es tocados hasta la muerte.
Los tres toreros salieron a hombros por la puerta grande, la misma puerta que horas antes, y a una distancia prudente, era tomada por cientos de manifestantes anti taurinos que se hicieron notar.
No hubo presencia política de reseñar en los graderios. Prefirieron huir de posibles abucheos y centrarse en el desfile infantil de La Esperanza. Que paradoja, niños en los toros y otros desfilando. Se denunció la presencia de menores de edad en las gradas, pero finalmente el evento taurino se celebró.
El Comité de los Derechos de los Niños de la ONU ha recomendado este jueves a España que prohíba la participación de niños y adolescentes menores de 18 años en corridas de toros como toreros o espectadores, pero ha recalcado que, en general, no está en contra de la tauromaquia.
En el quinto y sexto informe sobre la situación de los niños en España, examen al que se sometió el Estado español el pasado 22 de enero en Ginebra, este comité señala en sus conclusiones en un párrafo de tres líneas los "efectos dañinos" para los niños. La edad mínima en España para participar en escuelas de tauromaquia es de 14 años, pero no está prohibido que los niños acudan a los toros y cada comunidad tiene su propia regulación.
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