Nadie quedó para llevarlos. Su madre tampoco volverá a por ellos a la hora del parque . Ni su abuela les dejará comer chuches a escondidas. Y la tita no podrá hacerles cosquillas hasta que les duela la barriga.
Esta mañana las vieron caer, a las tres, derramando rojas amapolas en el asfalto. Y las fuentes de amor más puro que conocerán jamás esos niños, se secaron en pocos segundos. Los que tardó su padre en descerrajarles varios tiros a quemarropa en su presencia.
Cuando crezcan, explícales tú, si puedes, que la justicia siempre nos da la razón a las mujeres. Que estamos protegidas como cigüeñas negras. Que la ley de violencia de género es un negocio para acaparar subvenciones.
Que el machismo está erradicado. Y que el movimiento feminista
es un invento promovido por lesbianas feas y amargadas. Que su padre fue víctima de la sociedad y no verdugo. Que no les destruyó la infancia a tiros.
¡Ah! Y no se te olvide explicarles que las madres son las que matan a más niños.
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