sábado, 7 de septiembre de 2019

Llenazo y la terna a hombros en el feliz regreso de los toros a Villena

Crónica de José M. Jericó / Imágenes de Templaito.

El Fandi, Manzanares y Palazón abren la puerta grande ante un buen encierro de Alcurrucén, con un toro de vuelta al ruedo

La plaza de toros de Villena se llenó para celebrar el regreso de los toros a la localidad alicantina tras cinco años en los que el Ayuntamiento impidió que se llevasen a cabo festejos taurinos en su coqueta plaza. 

Ambiente festivo, menos de cien antitaurinos daban la nota a las puertas de la plaza ante los aficionados que entraban en miles en el coso. Sonó el himno nacional en el paseíllo y tras romperse el mismo, se leyó un pequeño manifiesto en el que la organización quiso agradecer el esfuerzo de la Peña Taurina Villenense y la Fundación Toro de Lidia para que llegara este día, así como al consistorio por permitir su celebración.

En lo artístico, El Fandi cortó una oreja del primero de la tarde tras una faena lucida en los tres tercios. Variado con el capote, sobresaliente con las banderillas y solvente con la muleta. Otra oreja más sumó del cuarto, al que puso banderillas con rotundidad, sobre todo en el segundo par, de poder a poder. Brindó a Palazón con un largo parlamento. Metió a la plaza en la faena en el inicio de rodillas por alto y después en redondo también de hinojos. Faena intensa marca de la casa.

Manzanares, que debutaba en Villena, marró con la espada una faena preñada de temple y torería desde el ceñido recibo con el capote al segundo de la tarde. La labor de muleta tuvo una suavidad y lentitud que enardeció a los tendidos. Pinchó en dos ocasiones en la suerte de recibir antes de dejar un gran volapié. Saludó una ovación. Se desquitó del fallo a espadas con un estoconazo al volapié en el quinto. Manzanares coronó de esa forma una faena sublime por temple y cadencia a un buen toro de Alcurrucén, que fue premiado con la vuelta al ruedo.

Palazón tocó pelo en el tercero, al que saludó con ajustadas verónicas. El quite por chicuelinas de manos bajas fue de sobresaliente factura. La faena de muleta tuvo temple y ligazón. Mató de una gran estocada pero el toro tardó en doblar. El sexto fue un toro manso ante el que nada pudo hacer Palazón. La terna acordó que saliera el sobrero para el alicantino y la autoridad dio el visto bueno. 
El sobrero resultó un toro reservón al que Palazón consiguió sacarle faena, brillando sobre todo por el pitón derecho. Labor muy jaleada por los tendidos. Mató de media en buen sitio y paseó una oreja.

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