Tras un tiempo viviendo en Burdeos y trabajando como enólogos, en 2008, Andrés Carull y Marta Ribera volvieron a Villena para continuar su pasión por el vino con un proyecto propio.
Sin más preámbulos, ese mismo año, crearon Vinessens, una bodega que, a día de hoy, representa para ambos una forma de entender la vida: “No es una empresa con ánimo de crecer y ganar, sino más bien de disfrutar haciendo lo que hacemos. Nosotros no vamos a trabajar, vamos a la bodega, y esta comprende todo lo que nos hace felices: el medio ambiente, los animales, el buen rollo con la gente…”, declara Carull. Aunque esto, reconoce, empiezan a notarlo ahora: “La verdad es que, después de varios años de andanza, hemos encontrado un equilibrio”.
En realidad, su interés por el vino no ha sido una cuestión generacional. Los abuelos de ella eran viveristas; los de él, tenían cítricos en el sur de Valencia, pero nadie en sus familias se había dedicado antes a la viticultura. A Andrés y Marta, sin embargo, este mundo les fascinó hace tiempo, y quisieron explotarlo: “Teníamos ganas de hacer algo con nuestras variedades de uva autóctonas y vimos que, en esta zona, teníamos una que nos hacía diferentes, la monastrell”, cuenta él al explicar por qué crearon Vinessens. Pero no todo quedó ahí: “Después de 12 años, hemos descubierto otros tesoros que estaban prácticamente extinguidos, los hemos recuperado y los estamos replantando”, revela, y especifica que se refiere a la uva forcallat, el valencí, la tortosina o la rojal, entre otras.
En 2 015, Vinessens empezó a practicar la agricultura ecológica con todas sus viñas debidamente certificadas. En 2019, su apuesta por los métodos naturales fue un paso más allá: desde entonces, la bodega implementa la llamada filosofía biodinámica, según la cual el ser humano no es el que controla el comportamiento de la tierra, sino que son las constelaciones, los planetas, los satélites y la luna los elementos que, en palabras de Carull, “ejercen una serie de fuerzas” y, por tanto, condicionan los cultivos. “Los expertos en biodinámica elaboran unos calendarios cada año y, con eso, nosotros sabemos cuándo es el mejor momento para realizar una poda o un embotellado”, amplía el enólogo. No obstante, reconoce que, “en cuanto a elaboraciones, este método es todavía más restrictivo que el ecológico, puesto que limita aún más el uso de aditivos”.
Pese a ello, han conseguido sacar al mercado 10 tipos de vinos naturales que componen la gama Finca Casa Balaguer y que se suman así a los 7 ecológicos de la gama Vinessens. Todos ellos con un precio inferior a 20 euros y, por tanto, aptos para cualquier bolsillo.
Así se puede comprobar en su catálogo online, desarrollado a raíz de la pandemia para “llegar a gente que, de otra forma, no hubiera podido comprar los vinos”, aclara el gerente. En este sentido, Carull relata que aunque siempre se han mantenido activos en la red con su Vinessens Wine Academy y la realización de webinarios y catas virtuales, hasta hace un año, no se lanzaron al comercio por Internet.
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